lunes, 10 de agosto de 2009

“Caritas in Veritate”, más allá de la técnica y de la solidaridad

Por: José H. Rivera

Foto.- S.S. Benedicto XVI


El 29 de junio de 2009 se publica en El Vaticano la tercera Carta Encíclica del Papa Benedicto XI, “Caritas in veritate”, un documento profundo y digno de la Doctrina Social de la Iglesia que pone el dedo en la llaga del progreso humano. En esta entrevista al P. Fernando Bascopé, Secretario para la Pastoral de la Conferencia Episcopal Boliviana, se intenta presentar este importante documento desde sus peculiaridades y novedades, a fin de recomendar su lectura y estudio.


El miércoles 29 de julio, a un mes de su publicación, dada la cercanía de trabajo con P. Fernando Bascopé, habíamos acordado aprovechar una de nuestras reuniones de trabajo para quedarnos después unos minutos dialogando sobre la encíclica. Pasé la víspera y parte de esa mañana repasando el documento y buscando un abordaje apropiado. Adelanté con él que el enfoque sería preferiblemente teológico, sin embargo llegado el momento prevaleció la espontaneidad y el intercambio de lecturas, gracias al conocimiento, disponibilidad y entusiasmo de P. Fernando por el tema en cuestión.


P. Fernando Bascopé es sacerdote salesiano y tiene su oficina en el primer piso del edificio de la Conferencia Episcopal, junto a las otras dependencias de la Secretaría General. Nos pusimos a trabajar, concluimos y pasamos a nuestra entrevista. Aun hoy me sorprenden la naturalidad y profundidad con las que se adentra en el documento, Era poco más de medio día, el movimiento de la oficina disminuyeron y pudimos conversar con tranquilidad.


José H. Rivera (JHR): P. Fernando ¿cómo podríamos anunciarle a nuestro pueblo la buena noticia de una nueva encíclica del Santo Padre Benedicto XVI?

P. Fernando Bascopé (PFB): Esta carta encíclica es para todos los hombres y está en continuidad del anuncio que ha hecho el Papa el inicio de su pontificado: Dios es caridad. Recuerda que todas las acciones del ser humano provienen de la caridad de Dios que es el don más grande que Dios ha dado a los hombres.


JHR: Antes de entrar en el contenido, una dificultad que veo como comunicador es intentar ubicar el tema de la encíclica a partir de su título ¿Cómo podemos traducir el mismo?

PFB: Como se sabe, el Santo Padre es un pastor y además un doctor. Como doctor es un hombre intelectual que dialoga con el hombre, con la cultura, con la inteligencia. Y su diálogo quiere llegar al hombre moderno y postmoderno. Lo que ha visto él como pastor y doctor es que el ser humano se ha querido posesionar sobre el mundo, dominarlo, manipularlo y construirlo desde la perspectiva antropológica.


Por ejemplo ha rescatado él a Protágoras de la antigüedad que colocaba al hombre como medida de todas las cosas. Por eso ha querido titular la encíclica “La caridad en la verdad”. La verdad no la tiene el individuo, sino que la verdad, en la línea agustiniana, es un don, un regalo de Dios que viene al intelecto del hombre.

Por lo tanto, el hombre moderno con el cual dialoga el Santo Padre debe repensar su filosofía y redescubrirse como un don de Dios y como inteligencia iluminada por la fe. El Santo Padre le recuerda al ser humano que para ser tal no debe colocarse como medida de todas las cosas. Es más, el Santo Padre dialoga con Descartes que afirmaba “pienso luego existo” lo que en cuanto filosofía moderna nos lleva a un subjetivismo. En cambio el Santo Padre viendo la raíz de los problemas que tenemos hoy como el relativismo y el subjetivismo, nos dice que la verdad la tiene Dios que es objetivo, que es absoluto. El Papa ofrece la iluminación de la fe para que el hombre moderno pueda romper el subjetivismo y edificar cosas no solamente salidas de sus manos sino de sus manos bendecidas por la gracia de Dios.


JHR: ¿Por qué una lectura teológica del documento es necesaria y pertinente?

PFB: El contenido teológico del documento está desde las primeras líneas. En el número 2 se dice que la caridad es la línea maestra de la Doctrina Social de la Iglesia y la caridad es Dios. “Deus caritas est” ha sido su primera encíclica y el punto central de la teología es que Dios es amor. Por lo tanto, el motor de las acciones que hace el hombre, según las reflexiones teológicas del Papa, no son sus manos sino Dios. Dios creador mueve el corazón y las manos del hombre para que sus acciones sean según el proyecto de Dios.


La teología aquí no está como un adorno. No se trata de un análisis de la acción del hombre, sino de una iluminación de Dios para la acción del ser humano. Es el punto de partida que va a determinar también el punto de llegada. En esta línea, las acciones del ser humano cobran su verdadero sentido, de encaminarse al punto inicial, el amor de Dios, y de no quedarse en una inmanencia intrascendente. Por eso el Papa se remonta también a la doctrina de Pablo VI en la “Populorum Progressio” que propone un humanismo integral donde el desarrollo del hombre pleno está en Dios.


JHR: No es nada casual que el Papa nos haya presentado esta encíclica. ¿Lo que pasa en el mundo actualmente en qué medida justifica la oportunidad de esta Encíclica?

PFB: Esta encíclica no es sólo para los creyentes, sino para todos los hombres.

Se pensaba que la solución de los problemas estaba en la técnica o en la solidaridad. El Papa propone que la respuesta está en Dios.


En el número 19 propone la fraternidad que tiene su fuente en Dios. Lo que nos hace hermanos es el amor del Padre, la vocación trascendente que Dios ha puesto en nuestros corazones. Por tanto, el fundamento y la respuesta a los problemas de los seres humanos no se podrán encontrar dentro del mismo hombre, sino en la iluminación que viene de Dios.


JHR: En el número 79 se dice que el desarrollo necesita de cristianos con los brazos levantados hacia Dios ¿Cuál es el mensaje de esta cita?

PFB: El Papa reivindica el humanismo colocando al hombre siempre en relación con Dios, un humanismo devoto como digo yo, que aporta la plenitud del desarrollo del ser humano. Por eso la figura que coloca el Papa es que el ser humano se desarrolla como tal con los brazos levantados hacia Dios; primero para recibir todo de Dios, que no lo da la naturaleza humana y, segundo, para compartir aquello que recibe, su acción va hacia lo trascendente.


JHR: El Papa aporta al verdadero sentido del desarrollo humano ¿cómo nos compromete un documento como éste a los cristianos bautizados en Bolivia?

PFB: El compromiso lo podemos sacar de una figura evangélica como la multiplicación de los panes que nos recuerda que “no sólo de pan vive el hombre”.

Las personas tenemos la tendencia de ser reduccionistas. Vemos la situación de pobreza como un grito del hombre como si el ser humano sólo viviera de pan. Hacer que el ser humano sólo viva de pan es tener una teología reduccionista.


Los cristianos estamos llamados a contemplar a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, para hacer que en nuestras acciones pastorales no solamente demos solidariamente pan al ser humano, sino que sobre todo le compartamos a Dios. El pan sale del trigo y el trigo de la tierra, en cambio Dios desciende de lo alto, del cielo. La verdadera solidaridad está en compartir aquello que no pueden dar nuestras manos, sino aquello que ellas reciben de Dios.


La imagen de la multiplicación de los panes nos recuerda que el hombre vive de Dios y que la auténtica solidaridad es compartir el amor de Dios que viene del corazón del Padre.

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